Además de la carga emocional y física, la depresión puede tener una gran carga social como sería la vergüenza y el estigma que a su vez llevan al aislamiento social y retraimiento. 

Aunque estamos en un momento en la historia en el que se está abriendo mucho más y mejor el tema de las enfermedades mentales, la realidad es que en algunos círculos este sigue siendo un tema poco hablado, casi casi tabú.

Es por esto que la respuesta no puede ser tan a rajatabla. A continuación te presento los tres puntos a considerar que deberás contestar antes de tomar cualquier decisión.

1. La depresión es una enfermedad

Lo más importante que tienes que hacer es recordar que la depresión (y cualquier otro trastorno mental), es una enfermedad, como cualquier otra; por ejemplo, la diabetes o la hipertensión. La misma enfermedad puede hacer que la persona que la padece sienta que es su responsabilidad (culpa) tenerla y/o que esta en su poder no tenerla o no sentirse enferma.

Este recordatorio es elemental, pues tu mismo empezarás a tener un acercamiento más razonable a la enfermedad que te llevará a cuidarte mejor y a sentir mucho menos vergüenza por padecerla; y por lo mismo si decides hablar al respecto podrás hacerlo de una forma más natural.

2. ¿Para qué quieres revelar que tienes depresión?

¿Es realmente necesario decirlo? En definitiva no es motivo de vergüenza, ni se trata de que lo escondas, pero al igual que cualquier otra enfermedad no tienes porque ir por la vida con un letrero diciendo “estoy enfermo”. En función de tu respuesta a esta pregunta podrás estar más seguro sobre si revelarlo o no.

Por ejemplo, supongamos que quieres hablar de tu enfermedad con una persona que tú crees que podría también estar enfermo, porque crees que tu experiencia podría ayudarle y tal vez buscaría ayuda oportunamente. En esta situación, no solo es mi opinión que si deberías hablarlo, sino que es  sustentado por la ciencia.

Acaba de salir un artículo en la revista “Psychiatric Services” de la Asociación Psiquiátrica Americana que demuestra una asociación entre conocer personas que padecen una enfermedad y la búsqueda de tratamiento. Es decir, el estudio sugiere que conocer a otras personas con una enfermedad mental y sus tratamiento, especialmente si son cercanas (dentro de la familia), esta muy relacionado con el buscar tratamiento oportuno. Esto resalta la importancia de la disponibilidad de información al respecto que puede llevar a un auto-reconocimiento de los síntomas.

Tener miembros de la familia que revelan su historia de enfermedad mental y sus detalles de tratamiento incrementa el entendimiento de los problemas emocionales en uno mismo; similarmente los compañeros de uno puede influir sobre las actitudes hacia la depresión y las decisiones sobre el tratamiento.

3. ¿A quién se lo vas decir?

¿Esta persona podrá ser una fuente de apoyo o se convertirá en todo lo contrario, en una fuente de estrés? Una publicación del New York Times relata las actitudes que observa en su lugar de trabajo con lo siguiente: “Estos síntomas no son fácilmente comprendidos por mis jefes y colegas. Aquí hay una sensación general de que “todos nos sentimos tristes y ansiosos, pero le echamos ganas y salimos adelante”

Ante una situación así, probablemente no sea lo más recomendable revelarlo, pues no pareciera que vayan a ser capaces de entenderlo y peor aun, estas presiones sociales negativas podrán convertirse en otro factor adicional desencadenante de síntomas.

En México, estas actitudes puede empezar a disminuir poco a poco. En octubre del año pasado, entró en vigor una nueva disposición de la Secretaría del Trabajo para prevenir riesgos psicosociales dentro del trabajo. La NOM-035, (como es conocida en el mundo de los recursos humanos [RRHH]) ha logrado abrir la conversación de las enfermedades mentales a un público más grande y dispuesto a escuchar.

Decidir hablar sobre tu depresión puede ser algo muy bueno, finalmente entre más se hable sobre las enfermedades mentales, puede existir mayor comprensión y mucho menos estigma. Sin embargo, la decisión es solo tuya, y debe de ser encaminada a ayudarte.